La directora lectora

Por Daniela Raffo

En abril nos hicieron la entrega de los libros. Nosotros, el personal docente, súper emocionado, pero digamos que esa alegría fue mínima frente a los estudiantes. Abrimos la biblioteca y los primeros niños que entraron fue como ¡wow!, ¡más libros nuevos!. Fue como una feria prácticamente.

Rubia Lilsy Moreno es la directora del centro escolar caserío El Tablón del cantón Azacualpa en Morazán, es maestra de Lenguaje y Literatura y licenciada en Lenguaje y Literatura de la Universidad de El Salvador.

Lilsy prefiere que la llamen así porque cuando era chiquita su mamá le decía Lilsita leeles a los niños y, ella, la mayor de cuatro, les leía a sus hermanos gemelos, que se ponían uno de cada lado suyo.
Leía desde los cinco años y se llevaba a escondidas los libros de la biblioteca de su escuela rural que siempre estaba cerrada para que los libros no se dañaran. 

Pero los libros para Lilsy son otra cosa. Quizás por eso no dudó en postular a su centro escolar al proyecto Recargando Historias Fortaleciendo Voces de ConTextos, proyecto ganador del premio de la Fundación Gloria Kriete. Ser seleccionada le permitió participar en tres talleres de formación en biblioteca y recibir 75 libros de alta calidad y material para la biblioteca de su escuela.

El día que llegaron los libros en una caja, Lilsy vio a sus estudiantes entrar al grito de ¡wow!, abrir la caja y empezar a decir “me llevo este”, “yo me voy a llevar este otro”, “yo este”.

La biblioteca es un recurso y refugio enorme para ese centro escolar.
Los y las estudiantes han aprendido a cuidar los libros y ponen sus propias rutinas: no se come en la biblio, se puede sacar un libro pero con cuidado de no mojarlo y se guardan en el mismo lugar que estaban.

Además, una vez al mes cada maestra selecciona una cantidad de libros para leer en un recreo porque han notado que atrae, también, leer fuera de la biblio.

Estos libros que invaden la escuela ayudan. Nosotros estamos en zona rural y la mayoría de niños de la zona rural son un poco tímidos: les cuesta mucho pasar al frente, expresar, dar sus opiniones, entonces los momentos de la lectura, que como docentes estamos trabajando, nos han dado un aporte positivo. Ahora los niños ya pasan a la formación, hacen la oración, explican, dice Llisy.

Sus estudiantes conocen títulos de libros, se los llevan a sus casas, si alguno no les gusta eligen otro y Lilsy sigue leyendo, como cuando tenía 5 años, y renaciendo a través de las historias.

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