¡Estos docentes son diferentes!
Por Esmeralda Zarceño
Soy Esmeralda Zarceño, y tengo ocho años de trabajar en ConTextos como formadora docente.
Aún recuerdo cuando llegué y mis compañeros comentaban que los docentes de ConTextos eran diferentes. ¿Diferentes, en qué?, me preguntaba yo, que todavía hacía trabajo de oficina y no había salido a campo; no los había encontrado.
Hasta que salí.
Sí eran diferentes.
La primera vez que los conocí fue un sábado mientras sacaban libros de cajas para clasificarlos. Noté en ellos una gran alegría y disposición. No había una formación o actividad específica, solo la tarea de sacar y organizar libros.
Y así se fueron formando bibliotecas con petates y hamacas, y hubo docentes haciendo lecturas, escribiendo y desarrollando espacios diferentes.
Luego me trasladé a Morazán con docentes rurales que, además de enseñar, subían montañas, contando cuentos, cruzaban ríos en garruchas; la educación ya no era en un aula, sino pláticas en veredas; enseñar desde la vida cotidiana.
La pandemia de COVID-19 fue otro momento donde reconocí a una red que seguía soñando y resistiendo a pesar de los retos; siguieron creando proyectos desde la distancia, como “De la cocina a la matemática” y “La maestra del tiktok”. Nada les detenía: enseñar, creer y compartir con las niñas y los niños era prioridad.
Volviendo a la idea inicial de esta historia puedo asegurar que sí son docentes diferentes. Porque sueñan y no se desaniman, porque siempre tienen una sonrisa a pesar de los momentos difíciles, porque no les importa trabajar un sábado si es para aprender.
Sí son docentes diferentes.
Les he acompañado 8 años y estoy segura de que están formando historias desde las aulas.